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Con el Programa de Becas de Cerro Matoso, 23 jóvenes del Alto San Jorge ahora son profesionales.

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Con lágrimas en los ojos, doña Luz Marina Díaz Pereira vio cómo su hija, Erika Marcelo Díaz, recibía el título de Trabajadora Social en una universidad colombiana gracias a su esfuerzo y excelencia académica y al programa de becas de educación superior de Cerro Matoso, que la acompañó durante cinco años para que hiciera sus sueños realidad y retornara a su comunidad en Bocas de Uré como la primera profesional en su familia.

“Mi inspiración siempre fue mi familia. Si yo lograba ser una profesional, los podría ayudar a ellos a mejorar su calidad de vida. Cerro Matoso nos dio una gran oportunidad a los jóvenes que no teníamos cómo acceder a la educación superior y esto no es solo un beneficio para nosotros, sino también para nuestra comunidad”, dice Erika.

Convencidos de que la educación es el pilar para la transformación positiva de la realidad de las comunidades cercanas a la operación de la compañía, Cerro Matoso ha entregado desde el 2014 y hasta la fecha 100 becas para estudios superiores a sus habitantes. A la fecha, 23 personas ya están graduadas y 77 están cursando sus estudios en diversas instituciones de educación superior del país, dando mayores oportunidades de progreso a más personas de la región.


Con gran orgullo por el logro alcanzado y para premiar el esfuerzo de los estudiantes ya graduados, la empresa celebró con ellos y sus familias, el pasado 12 de febrero, la exitosa culminación de sus estudios. Durante el evento, se resaltó que varios de ellos obtuvieron promedios destacados en sus universidades, hicieron parte de importantes grupos de investigación académicos y realizaron intercambios internacionales como parte de su formación.

“Cerro Matoso para mí se ha convertido en una familia porque no solo me apoyaron para ser profesional, sino que también me acompañaron a nivel personal y emocional. La unión entre la compañía y las comunidades ha logrado grandes beneficios, no solo para los jóvenes que hoy estamos transformando nuestro territorio, sino que además ha permitido que todos empecemos a creer que la educación es el motor que nos ayuda a tener una nueva vida y nuevos retos”, asegura Tatiana Taborda, hoy presidente del Consejo Comunitario de Comunidades Negras de Bocas de Uré, graduada de Comunicación y Relaciones Corporativas bajo el modelo de becas de la compañía.

El programa de becas de Cerro Matoso es una apuesta de la empresa por la educación, que comenzó hace cinco años con la firme intención de contribuir a la transformación de la zona y a la construcción de tejido social. Sus acciones no se quedan en pagar una carrera o el programa técnico escogido, si no que aporta para la manutención de los becarios en las ciudades de destino, al tiempo que otorga un acompañamiento personalizado a los estudiantes en temas académicos y de bienestar para asegurar que culminen con éxito sus estudios.

“Para nosotros es un motivo de orgullo y felicidad, pues son más de cinco años de trabajo en esta línea de apoyo. A estos estudiantes los vimos crecer y transformarse y ya están logrando cosas para ellos, sus familias y sus comunidades. Se trata de cordobeses aguerridos y luchadores que se proyectan como líderes a través de la incorporación de lo aprendido a su nueva vida como profesional, técnico o tecnólogo y que seguramente se constituirán en pieza clave del futuro de sus comunidades”, dijo Ricardo Gaviria, presidente de Cerro Matoso.

Este programa beneficia a los jóvenes de los centros poblados de Bocas de Uré, Puente Uré, Pueblo Flecha y Puerto Colombia en los municipios de San José de Uré y Centroamérica, Torno Rojo y La Odisea en Puerto Libertador.

A través de los acuerdos de inversión social establecidos por el Ministerio de Educación y con el aporte económico de Cerro Matoso, el año pasado también se graduaron 84 adultos como bachilleres, lo que les da la oportunidad de ampliar su panorama educativo y personal. Este año, este programa de primaria y secundaria para adultos continuará en las comunidades de La Odisea con 22 beneficiarios y Puerto Colombia con 35.

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